Carta a un camarada que se va


Te escribo por última vez sobre el proyecto que estamos haciendo. Queda en ti si te vas a incorporar o no. Pero debo decirte algunas cosas. 

Ser comunista es sumamente complejo. Tiene en general dos formas de manifestarse. 1) En lo teórico, comprensión del método, de las categorías y sobre todo, sentido materialista y dialéctico en la comprensión de las cosas. Y 2) en lo ideológico. Esto es, la construcción de una ética, estética y moral correspondientes. No necesariamente ambas están presentes en todos los que se asumen como tal. Unas veces hay comunistas por ideología y otras, son solo el portento teórico. Sin embargo, si ambas cosas no logran establecer una relación dialéctica estable, el comunismo no estará presente. Dado que son contradicciones propias del hombre, la tendencia siempre irá al equilibrio en esa y en toda contradicción, sobre todo cuando es no antagónica, como la inmensa mayoría. Pero cuando se hace antagónica, llega el momento en que, o se impone la teoría, o se imponen las manifestaciones ideológicas, éticas, esteticas y morales, finalmente. Por tanto, más allá de la teoría, en primer lugar, el comunista tiene que ser impulsado en la vida siempre por sentimientos y emociones de hermandad, amistad, respeto, empatía, tolerancia y sentido educativo hacia todos los que nos rodean, etc. Desde los que son amigos hasta los que no lo son. Eso no implica tener juicios o saber que hay quienes simplemente están perdidos. Que no serán de "tu bando". Y sin embargo, ahí también nos mueven siempre los principios más empáticos y humanos como especie. Por tanto, en la confrontación ideológica o política, hay circunstancias, personas o condiciones en las que vale la pena matar, y otras en las que solo puede ser posible el buen trato, la labor educativa y la persuasión, sobre todo para agrandar las filas de los comunistas. 

Teniendo estas cosas (hay otras claro) como principios generales, luego está la necesidad de actuar sobre la realidad. Las personas que nos rodean, son eso también. Es el mismo principio marxista de la Tesis 11. ¿Si "de lo que se trata es de transformarlo" (el mundo), por qué pensar que se sugiere "destruirlo"? Una cosa es destruir un modo de producción y otra, a un individuo o al mundo entero. Es ahí donde la ética comunista establece principios morales sobre nuestra relación con las personas. Nosotros no andamos por el mundo construyendo enemigos por doquier, ni asumiendo que todo enajenado (alienado en algún grado) es el enemigo. Al contrario. Cuando vemos desde la empatía la condición de todo humano, estamos frente a una víctima de ese mismo modo de producción que lo engendra. Entonces, ¿Cómo pensar que tenemos que actuar como si toda nuestra interacción en el mundo fuese una guerra permanente contra todos los hermanos de la especie? No es el mundo nuestro enemigo, porque sería equivalente a decir que nuestra enemiga es la existencia misma. Es la forma en la que el mundo ha podido darse hasta ahora. E incluso así, el enemigo, peor aún, es una forma en la que la gente aprendió por historia a existir. Es que ni siquiera fue una elección, sino fruto del propio desarrollo universal. Por tanto, no hay forma de pensar que el mundo es nuestro enemigo, ni menos que los hermanos que habitan el presente, lo son por elección. Incluso así lo hayan elegido. 

Además, las batallas de los comunistas requieren la suma de todos los talentos y facultades posibles. Requieren "hombres que luchan un día y son buenos" y requieren también los imprescindibles que "luchan toda la vida". No podemos entonces declararle la guerra a la especie que queremos y proclamamos liberar. Ni al mundo al que hemos soñado y pretendido liberar.

Pero los comunistas no solo tenemos esos principios generales en nuestra actuación. Además de esto, los comunistas hacemos todos los días una tarea orgánica, de propagación, de agitación positiva de la conciencia de quienes nos rodean. Dejamos una frase, un acto, un pensamiento, no para que sea contemplado desde la perspectiva de nuestro talento, sino para que los cambie y de esa forma se construya la fuerza orgánica que requiere la constitución de una masa humana en capacidad de hacer cumplir ese principio (tesis 11) de transformación del mundo presente. 

Entonces, si te das cuenta, siempre es la misma ética que "transversaliza" toda nuestra acción sobre el mundo. Es para eso que hemos decidido dotarnos de una teoría. Es para eso que vale la pena pensar y comprender el mundo y el universo. Para cambiar lo que no le sirve al propio universo, dado que es natural que en el proceso de desarrollo, venga plagado de errores, sobre todo si sabemos que el universo en general no tiene voluntad. Y es justamente el pensamiento, el más alto grado de organización de la materia y la energía, en el que la existencia ha encontrado la discrecionalidad y el albedrío de la conciencia. De la voluntad. Somos nosotros mismos y la encarnamos por azar, ese universo que ha encontrado la forma de convertirse en una voluntad y consciencia de existir frente a su lucha eterna contra la nada.

Por tanto, crear una organización, además, no es una tarea sencilla. Dirigirla, mucho menos. Es hacer extensivo precisamente esos principios que nos mueven. Saber escoger las batallas. Saber escoger el verdadero enemigo. En pocas palabras, saber cuándo es que hay que matar y cuando no. 

Este proyecto, por más pequeñito que sea, es exactamente la misma actividad que un comunista puede y debe hacer en cualquier parte del mundo y de la historia en la que le tocó habitar. En ese microorganismo agrupamos lo mejor que podamos encontrar y tenemos a mano. No lo que nuestra mente y nuestro deseo decide, sino lo que la circunstancia nos brinda. Esto es un principio muy elemental que no requiere mayor densidad. Pero esta y cualquier organización requiere ambas cosas. 1) la teoría, el método, la ciencia del hombre y, 2) la ideología consecuente. La ética, la estética y la moral, consecuencia de lo que nos mueve a través del mundo y de la historia. Pero peor aún, esta labor la hacemos justamente con personas sujetas al tránsito que implica formarse, pero que tienen una ventaja sobre el resto del mundo: han decidido hacer algo igual que nosotros. Han decidido abrazar los mismos principios éticos generales y además, están dispuestos a asumir la misma teoría. 

Pero los desarrollos, querido amigo, son desiguales. Son eterna e infinitamente desiguales. No habrá otra forma en la que se manifieste la materia. No habrá otra forma en que la energía se plasme en el universo. 

Entonces. Si quieres participar bajo estos principios generales, esperamos tus aportes, tu compromiso y tu demostración práctica, consecuencia natural de que te mueve la misma ética que a nosotros. Si no, con todo el respeto y consideración, te invito a pensar bien qué cosas te mueven a través del mundo. Porque si no actúas como piensas, entonces en algún momento la relación dialéctica de la contradicción tenderá al equilibrio entre la ética y la teoría que encarnamos. Por eso, ser comunista, al final, nunca podrá ser solo una declaración. 

Si decides participar, tienes que asumir las cosas como propias. Como si fuese algo que requiere todo tu talento (que es así), tiempo, compromiso y afecto. Y asumir las relaciones precisamente a partir de esa ética y también, de esa moral. Porque al final, somos la síntesis de nuestra propia contradicción. Y tarde o temprano, tendemos al equilibrio. 

Te espero, sin mayor debate sobre esto. Te metes a todo vapor. O seguimos siendo amigos como siempre hemos sido. Eso no cambia lo demás. Un abrazo.

Jesús Hermoso.
20/02/2024.

Comentarios

Entradas populares